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Erik Spoelstra enfrenta gran prueba

Erik Spoelstra enfrenta gran prueba

Erik Spoelstra

A todo el mundo le gusta una gran historia, busca verse reflejado en el héroe del cuento, quiere ver triunfar a David contra Goliath. Esta lógica es una de las máximas que imperan en el deporte de élite entre el público. Aunque parezca mentira lo que más emociones despierta no es el éxito, sino la posibilidad de alcanzarlo, más si se trata de un actor inesperado en la contienda.

Hace ya mucho tiempo que Miami Heat dejó de ser considerado uno de los favoritos al anillo, concretamente desde el momento en el cual LeBron James abandonó el sur de Florida.

En ese mismo instante, la franquicia se convirtió en el ejemplo perfecto de underdog y lo hizo no por deseo propio, sino por necesidad. Condición que han elevado a la enésima potencia, haciendo de Miami Heat un peligro siempre latente, un dragón dormido a quien mejor nunca despertar.

Mientras todas las miradas y los focos apuntan a un Jimmy Butler que ha vuelto a subir el listón ante un escenario mayúsculo, apenas se está hablando del gran artífice de una gesta inédita en casi un cuarto de siglo.

Erik Spoelstra aprendió a gestionar la mayor presión que existe en esta liga lanzándose sin red de seguridad. De ser un perfecto desconocido pasó a comandar a una de las mayores acumulaciones de talento de toda la historia.

Y triunfó, que no es poco. El ejemplo de meritocracia en Spoelstra es la excepción que confirma la regla, pues trabajadores incansables ha habido y habrá muchos en la banda, pero solo un puñado ha logrado romper el particular techo de cristal que limita a los técnicos en idénticos contextos. Con la confianza ciega de un Pat Riley que nunca se prodiga en halagos, Spoelstra se liberó de la presión para comandar un proyecto cuyo único mantra es la búsqueda perpetua de la victoria.

Por: Sergio Rabinal
Sporting News

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