Reportajes

Espacio público colonial: olvido de ayer y hoy

Espacio público colonial: olvido de ayer y hoy

Si hemos de hablar de los primeros espacios públicos en República Dominicana, o más correctamente, en la isla La Española, debemos referirnos a las plazas rituales de los taínos donde realizaban las ceremonias de los areítos o donde practicaban el juego de pelota. Ambos espacios tienen una connotación ceremonial y por lo tanto representaban espacios significativos para la comunidad indígena.  Así de alguna forma nuestros más antiguos pobladores reconocieron la importancia del espacio público.

La ciudad de Santo Domingo, fundada entre 1497 y 1498 por el hermano del Gran Almirante del lado este del  río  Ozama, es trasladada a su emplazamiento original en 1502 por el  gobernador  de las islas y tierra firme y comendador de Lares, Nicolás de Ovando, que había tenido las experiencias fundacionales relacionadas con los cuarteles-ciudades, como Santa Fe, fundadas durante la Reconquista y específicamente durante la toma de Granada.

Sobre este punto cabe señalar la advertencia de Gasparini al plantear  el siguiente “comentario radical” (E. Pérez Montás, 1999): “Quiero subrayar, nuevamente, que el núcleo fundacional atribuido a Ovando no tiene ninguna relación formal con el trazado de Santa Fe (1491). Aun cuando Ovando conoció la ciudad fundada por los Reyes Católicos cerca de Granada, no encuentro razones ni similitudes para seguir emparentando las dos formas urbanas.”

 Para Gasparini  los trazados “ del Puerto de Santa María (1283), Puerto Real (1483) y La Laguna (1497) (…) acusan similitudes más convincentes con Santo Domingo…” Desde su trazado inicial, Ovando asume la organización del espacio a partir de una plaza mayor “…de la que partían las cuatro calles principales y alrededor del cual dispuso solares para las instituciones. Sin embargo, esta plaza, construida sobre un poblado indígena, no constituyó al inicio el centro urbano de la nueva ciudad.” (O. Rancier , 2009).

Miguel Mena sostiene por su parte que Ovando “…rompe con la tradicional composición medieval (y) desarrolla el principio del policentrismo, imponiendo de hecho dos ejes, el de la Plaza Mayor y el de la Casa de Contratación”, (M. Mena. 2001).

Según describe Eugenio Pérez Montás en La Ciudad del Ozama “…Santo Domingo puede ubicarse en torno a los modelos medievales de la ciudad abierta, donde el patrón y la configuración del plano está definida por un trazado reticular, una plaza que hace de centro y una torre de defensa.

En la  ponencia “La Plaza Mayor de la Ciudad de Santo Domingo” apuntamos lo siguiente: “El domingo 26 de marzo de 1514, Pedro Suarez de Deza, obispo de la Concepción y antiguo metropolitano de Yaguate, bendice el solar de la futura catedral de Santo Domingo y aparentemente delimita el sitio al norte de la existente iglesia techada de paja y “de materiales deleznables”, donde planta cuatro cruces que delimitan el solar del templo; esta decisión reduce a casi la tercera parte de su tamaño el solar de la Plaza Mayor e incorpora hacia el sur la actual plazoleta de Los Curas, la plazoleta Padre Billini, y un grupo de casas con frente hacia la calle padre Billini y hacia las plazoletas mencionadas.” ( Rancier, 2009).

Resulta curioso cómo desde los inicios de la ciudad se ha tomado la decisión de reducir el espacio público para construcciones por parte de los poderes fácticos, en este caso la Iglesia, actualmente el ministerio de Obras Públicas, que ha reducido aceras para ampliar las grandes avenidas del macro cefálico sistema vial de Santo Domingo.

El sistema de plazas de la Ciudad Colonial de Santo Domingo se completa con la Plaza de Abajo o del Contador, centro del poder político, y posteriormente se le adiciona la Plaza de los Dominicos o Plaza Duarte.

Posteriormente, y en lo que podríamos llamar el proceso de expansión de la Ciudad Colonial, la estructura urbana se organiza a partir de la división parroquial que realiza la iglesia y que después se consolidaría como la estructura barrial de la zona. Cada iglesia tenía su plazoleta asociada, así aparecen las plazas y plazoletas  de Las Mercedes, San Antón, San Lázaro, San Miguel y Santa Bárbara (circa  1549) y las asociadas a los grandes conventos, el de San Francisco, al norte y el de Los Dominicos, al sur, más tarde y con motivo de la fundación  de San Carlos de Tenerife (1685), extramuros, y conformado por un grupo de familias de las Islas Canarias que se establecen en los terrenos altos al norte de la ciudad, donde instalan algunos ingenios azucareros y construyen la iglesia de San Carlos Borromeo con su plaza asociada.

 Realmente, el modelo de ciudad que desarrolla Santo Domingo es hijo del sistema de los fueros municipales  medievales que asumían el espacio público como el espacio de la asamblea de ciudadanos.

Morfológicamente, las plazas coloniales son plazas de planta cuadrangular, limitadas por fachadas continuas y asociadas a una iglesia que domina el conjunto.

La ciudad de Santo Domingo en su primera etapa,  guiada por la voluntad férrea de Fray Nicolás de Ovando, quien llegó a la isla con las instrucciones del rey Fernando El Católico de organizar la conquista del nuevo continente, y evidentemente la empresa de pasar del período del descubrimiento al período de organizar el usufructo de las nuevas tierras y el traslado de sus riquezas a España.

 La visión de la ciudad y su organización eran  factores secundarios de frente a la gran problemática de una organización continental.

La ciudad de Santo Domingo  sólo era a los ojos de  Ovando una plataforma  temporal desde la cual debía partir la empresa de colonización y evangelización del  nuevo continente. La estructura urbana construida  era solamente lo necesario para servir de apoyo a los propósitos políticos que partían de España y tenían como escenario el mundo.

 El accionar de  las grandes potencias de los espacios públicos de Santo Domingo caminan paralelamente y toman forma con las decisiones continentales y con poca influencia de nuestra población.

El Nacional

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