Tras más de un mes de combates comienzan a surgir buenas señales sobre la posibilidad de un acuerdo que ponga fin a la invasión de Rusia a Ucrania.

En aras de la paz en la zona, el presidente Volodimir Zelensky anunció su disposición de sacrificar la soberanía de su país a cambio de que Rusia retire las tropas de su territorio.

No es otra cosa lo que significa la disposición de Ucrania de renunciar a la adhesión a la OTAN y mantenerse neutral. Se trata de una de las condiciones que ha exigido el presidente ruso Vladimir Putin como garantía de seguridad en su frontera.

Pero la oferta de Zelensky está condicionada a que Rusia retire primero las tropas que ha desplegado en su país.

Con todos los obstáculos que ha encontrado para derrotar a los ucranianos a Putin se le presenta una magnífica oportunidad para garantizar la seguridad que reclama en su territorio y liberarse de las pesadas sanciones impuestas por occidente.

Y si quiere hasta para proclamar una victoria al obligar a los ucranianos a renunciar a su autodeterminación como nación soberana.

Con la resistencia con que se ha topado, el dictador ruso sabe que una victoria militar sería a costa de elevadas montañas de cadáveres y la destrucción del territorio.

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Aunque no se suscriba de inmediato el acuerdo propuesto por Zelensky es importante porque abre la posibilidad de terminar con una guerra que jamás debió iniciarse. El compromiso debe impulsarse.