No tenía más que renunciar
Si no quería permanecer como presidente de honor de El País, del cual fue fundador y director, no tenía más que renunciar. Jamás dar lugar a un conflicto en que se le desvincula de la empresa por incumplimiento de contrato. Podrá alegar lo que quiera, pero el respeto y su prestigio tenía que preservarlos a cualquier precio.