Tras juramentarse el domingo para su tercer mandato después de ganar unas tensas elecciones, las interrogantes minan el nuevo ejercicio en el poder del izquierdista Lula da Silva.
Además de un Brasil polarizado y diferente del que dejó, otro desafío que se plantea es que Lula regresa al poder en alas de un voto más en contra de su rival Jair Bolsonaro que a favor suyo.

La corrupción por la que fue encarcelado y de la que salió airoso por malos procedimientos jurídicos permeará como una sombra sobre este nuevo mandato.
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Lula da Silva, que ha tenido éxito como articulador de diferentes sectores, ha planteado como uno de sus primeros objetivos recuperar el déficit democrático en que Bolsonaro sumergió a Brasil.
Es importante, pero con un Parlamento en que carece de mayoría no hay duda de que Lula da Silva tendrá que hilar fino para sortear los obstáculos.