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FÚTBOL SOLO FÚTBOL

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Jorge Rolando Bauger

Según la Asociación Internacional de Editores International Publishers Association (IPA), creada hace 125 años, desde que se inventó la imprenta a la fecha, se han publicado 150 millones de títulos de libros. De todos ellos, la Biblia es el libro más vendido, traducido y distribuido del mundo, con 5 mil millones de copias y por esa razón ostenta el récord Guinness.

Desafortunadamente, la cantidad de ejemplares vendidos no significa que sea el libro más leído y, los continuos acontecimientos mundanos, son una prueba de ello.
Si bien ningún versículo de la Biblia dice qué deporte debemos practicar, ello no significa que Dios lo desapruebe.

La Biblia exhorta a poner el corazón en todo lo que hacemos como si lo hiciéramos para el Señor y no para los mortales. Los deportistas exitosos son aquéllos que se esfuerzan al máximo, que son disciplinados y perseverantes porque anhelan alcanzar sus metas.

Cada versículo de la Biblia siempre aporta algo a nuestras vidas. Su contenido es tan vasto que tiene la potestad de tranquilizarnos, redargüirlos, animarnos o consolarnos, como también así, exhortarnos a acercarnos más a Dios.

De una u otra manera, la Biblia siempre irradia claridad y luz. Nos ayuda a conocer el pasado, a comprender el presente y a comprometernos con el futuro. La Biblia también nos induce a conocernos más a nosotros mismos.

Muchos deportistas tenemos prejuicios para confesar públicamente que leemos la Biblia. Pensamos que al hacerlo, demostramos debilidad y argumentamos que su comprensión es difícil, cuando en realidad, lo difícil no es entenderla sino aceptarla. Lo cierto es que, mientras más la leemos, más descubrimos que es una fuente inagotable de verdades que podemos aplicar a nuestro diario vivir.

Es por eso que, desde esta privilegiada tribuna monotemática, exhortamos a la heterogénea familia del fútbol nacional (dirigentes, periodistas, técnicos, auxiliares, formadores, jugadores/as) a que luchen la buena batalla de la fe, que compitan para ganar una corona incorruptible y no una de laureles que rápidamente se marchita, cumpliendo con los reglamentos, no sobrevaluando los presupuestos, no falseando las edades y origen de los jugadores, respetando a los rivales, a los árbitros, al público y sobre todo a sí mismo. Eso nos hará mejores seres humanos, más confiables y creíbles.

Para finalizar nuestra entrega, compartirnos estos dos pertinentes pensamientos: el del teólogo americano Robert Charles Sproul (1939-2017) y el del físico inglés Isaac Newton: el primero expresó que si algo de la Biblia no le gustaba, el problema no estaba en ella sino en él. Newton, por su parte, creía que había más indicios de autenticidad en la Biblia que en cualquier historia profana.

Por: Jorge Rolando Bauger
jbauger@hotmail.com

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