Consciente de las consecuencias a que se expone, el presidente haitiano Ariel Henry moderó el desafiante tono de su Gobierno sobre el trasvase del río Masacre al abogar por el diálogo y por un uso equitativo de los recursos naturales entre los dos países.
Henry, si bien defendió el derecho soberano de su país de utilizar sus recursos hídricos binacionales, no es ajeno al efecto que tendría para Haití la rehabilitación del canal La Vigía, que ya se ha iniciado en Dajabón.
De los 55 kilómetros que recorre el río desde su nacimiento en Loma de Cabrera hasta su desembocadura, Haití solo disfruta de dos kilómetros.
De ahí entonces que en su alocución en las Naciones Unidas (ONU) optara por la vía del diálogo para resolver el diferendo que ha llevado a este país a cerrar la frontera y suspender el visado a los estudiantes haitianos.
Como títere de los grupos económicos que según la comunidad internacional financian las pandillas, Henry estaba más que compelido a defender una obra privada, que violenta tratados bilaterales.
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Pero es importante que Henry esté en disposición de dialogar para superar el diferendo sobre el trasvase y buscar soluciones a la utilización de los recursos que comparten los dos países.
Si el Gobierno haitiano paraliza la obra para negociar daría un importante paso en favor de la seguridad y las buenas relaciones entre los dos países. Pero mientras insista en la construcción del trasvase sobre la base de un derecho soberano será muy difícil el diálogo por el que aboga.