Se trata de un valioso aporte a la transparencia, que por demás despeja dudas, la rendición de cuentas de cada peso que se invierta para reparar los daños causados por la tormenta Fiona.

Ante los temores expresados desde ya por legisladores opositores, hace bien el presidente Luis Abinader no solo en detallar el proceso, sino en advertir a los funcionarios de las consecuencias a que se exponen de dilapidarse un solo centavo.

Los congresistas opositores que temen un uso político del estado de emergencia deben mantenerse vigilantes para que los recursos se utilicen con la mayor pulcritud.

E incluso integrarse como una especie de veedores o colaboradores en los programas de asistencia a los damnificados. De esa manera el Gobierno, por más que se trate de cumplir con su deber, no cargará solo con los méritos y el agradecimiento de los beneficiados.