La integridad electoral debe ser el fin en toda democracia donde su sistema de votación garantice de una manera transparente y auditable que la voluntad popular no importa el método utilizado fue respetada. Los partidos políticos y el organismo rector que es La Junta Central Electoral deben de llegar a un consenso armónico y necesario fijando reglas claras a priori donde queden cubiertas y despejadas todas las dudas y posibles fuentes de futuros conflictos.
La experiencia surgida en las pasadas primarias del 6 de octubre de este año donde se utilizó por primera vez el voto automatizado, que fue una especie de plan piloto para comprobar su eficiencia y eficacia, arrojó notables ventajas y a la vez una serie de cuestionamientos técnicos que han abierto un mar de incertidumbre en cuanto a la posibilidad argumentada, según una de las partes que participaron en dicho proceso, de que el mismo fue vulnerado y se alteró la voluntad popular mediante el uso de un algoritmo que varió los resultados comprometiendo así la credibilidad de este innovador y muy práctico sistema de votación en el cual ya se han invertido tantos recursos.
Estos cuestionamientos merecen y deben ser aclarados irrevocablemente mediante una auditoria forense por una empresa de prestigio que sea aceptada y no cuestionada por ninguna de las partes y preferiblemente por la Organización de Estados Americanos, OEA, que dispone de los recursos humanos y técnicos necesarios y libre de cargos económicos a nuestro presupuesto, para dar fe y garantías de lo acontencido en las pasadas primarias dando veredicto, credibilidad y garantías de este nuevo sistema de votación fue y es confiable para ser utilizado en las complejas futuras elecciones de febrero y mayo del 2020.
La Junta Central Electoral debe insistir y realizar esta auditoria forense como una muestra irrestricta de su compromiso con la transparencia, el consenso y la imparcialidad, que estamos convencidos ha sido y es su verdadero espíritu y empeño. Somos abanderados de la tecnología y sus infinitas ventajas para el desarrollo y el bienestar de la raza humana quien por medio su aplicación han logrado elevar la calidad de vida, y por eso somos partidarios de que el voto automatizado debe ser preservado y utilizado sin lugar a dudas, claro luego de ser debidamente auditado y certificado como 100% confiable por organismos competentes a la luz de todos y de tomarse los correctivos necesarios de esta primera experiencia.
Eliminarlo sería un retroceso y un desperdicio de tiempo y recursos económicos, una negación a la ciencia, a la inteligencia, la eficiencia y al potencial humano y los nuevos tiempos. Afinemos por consenso el voto automatizado dotándolo de las garantías necesarias para que junto al conteo físico y auditable 100% den testimonio de que la enfermedad no está en la sabana.