Santo Domingo.- El maestro José Delmonte Peguero descendió esta tarde a la madre tierra en el camposanto privado Puerta del Cielo, tras un velatorio iniciado ayer en Capillas la Paz, y que incluyó en la mañana una emotiva misa de cuerpo presente en la cual, algunas de las voces que formó y dirigió, le entonaron el réquiem de despedida.

La pieza estremeció en sus tonalidades, graves y agudas, a quienes le acompañaron hasta su última morada.

En los asistentes a su despedida había más que dolor, orgullo.

Disciplinado y artísticamente exigente, el maestro Delmonte Peguero se fue entre los cantos líricos y las lágrimas de quienes saben que, por esa afinada suerte de los artistas, que su obra permanecer por siempre en las mágicas tonalidades vocales de los coros que fundó: los de la Armada, el Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía, además de su coro de residencia predilecta, el de la Catedral de Santo Domingo, Basílica Menor de Santa María de la Encarnación, desde cuyo pedestal de director fue responsable de los conciertos religiosos más memorables.

Esos conciertos constituyen una parte fundamental de los grandes eventos religiosos que representan la Semana Santa y el día de Navidad. Son auspiciados, desde su origen, por del Banco de Reservas.

También creó los coros de los clubes Arroyo Hondo y Naco.

El maestro Delmonte Peguero acusaba desde hace unos años de condiciones de salud que le fueron reduciendo salud y movilidad, condiciones que siempre venció atreviéndose a asistir, por los últimos años y siempre en primera fila, a los conciertos de Viernes Santo y de Navidad, del coro que más amaba: el de la Catedral de Santo Domingo.

Este deceso vuelve a ratificar que los artistas verdaderos no mueren nunca. Ellos vuelven a la vida cada vez que alguien admire y suspire por su obra.

Este Maestro de Capilla, de temperamento duro y a veces inaguantable, volverá a hacer sentir la ternura de la sensibilidad que enmascaraba esa forma de ser. Quien ha partido ahora, es un ángel.

¿Qué es Maestro de Capilla?

Se trata de un músico de experiencia, trayectoria y prestigio, siempre compositor, que forma, gestiona y dirige al grupo de cantores e instrumentistas responsables de la música sacra en los oficios de las iglesias, o de la música profana en las fiestas cortesanas.