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Justicia en el banquillo

Justicia en el banquillo

Luis Pérez Casanova

El caso Odebrecht fue la primera gran señal de la secuencia que se ha manifestado en los tribunales con los expedientes de corrupción heredados de la pasada administración. Si el Ministerio Público no la captó, a pesar de la advertencia de su actual titular de que con pruebas tan endebles ningún que se respetara podía condenar a los imputados, fue porque no le dio la gana. O exceso de confianza.

No se redunda, sino que se edifica más a la opinión pública al recodar que la constructora reconoció que había erogado 92 millones de dólares en sobornos para la abjudicación de obras. Aún así a los imputados, seleccionados con criterio político, no se les pudo probar que habían recibido los pagos ilícitos.

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Lo mismo que ocurrió con el caso de los aviones Tucano, que a pesar de admitirse las erogaciones irregulares por 3.5 millones de dólares los encartados fueron descargados por falta de pruebas.

El caso de Los Tres Brazos, el barrio que según las propias autoridades fue vendido en forma irregular, es otro eslabón de la secuencia que ha tenido como colofón la sentencia sobre el asesinato del abogado y profesor universitario Yuniol Ramírez y el escándalo de corrupción en la Omsa.

Ese expediente tiene una historia de conflictos de intereses, que comenzó con un juicio contra la víctima externado por una procuradora antes de iniciar la investigación. Por cuestión de confianza el Ministerio Público asumió llevar el proceso, quitandóselo a la Fiscalía del Distrito Nacional.

Tras el fallo que no encontró pruebas contra los acusados de corrupción en la Omsa, la procuradora Yeni Berenice Reynoso apeló a su habitual protagonismo al descargar contra los jueces que habían dado la sentencia.

Escribió para señalar que es “increíble cómo la mayoría de los tribunales varían sus criterios exclusivamente para favorecer corruptos y casos de crimen organizado”. Por su jerarquía el señalamiento es muy grave para que se trate de un desahogo. La magistrada no presentó hechos concretos para rechazar los argumentos del tribunal.

Pero es posible que muchos tribunales cambien sus criterios, como dijo Reynoso, para favorecer a acusados de corrupción. Con todo lo que se ha visto, tendrá que sentarse en el banquillo tanto a los jueces, muchos llegaron en ala de intereses políticos, como a fiscales que han trillado el mismo sendero.

Con los antecedentes y las sospechas el expediente de Yuniol Ramírez y la Omsa merecía una depuración para evitar cualquier pretexto de los jueces.

No ha de olvidarse que hasta los familiares de Ramírez habían advertido que la pieza estaba viciada, con tantas falencias que era muy difícil que prosperara. ¿Por qué el Ministerio Público no lo reformuló? es una pregunta que Reynoso puede responder.