Leímos el resumen ejecutivo que el presidente Luis Abinader presentó a la sociedad con las sugerencias del Grupo de Trabajo para la Transformación y Profesionalización de la Policía y la realidad es que no había nada nuevo. Nada que la población desconociera.

Sobre este tema, lo único nuevo y de interés pudiera ser la voluntad política que exista en el grupo gobernante, de por fin comenzar a trabajar en el adecentamiento de una institución donde la mayoría de sus miembros actúa como pandilla de delincuentes, aunque hay otros serios y honestos a los que se le hace difícil permanecer allí.

He dicho en otras ocasiones, que aunque la fiebre no está en la sábana a la Policía hay que comenzar estableciéndole un sólo uniforme, ya que el gris que usan tiene varias tonalidades, además que ya muchos policías visten ropa militar, lo que confunde a la población.

Eso es sólo una parte, lo del salario es otra, así como los reglamentos para la institución que el Grupo de Trabajo elaboró. Ya hay una ruta, más clara y definida que los planes del pasado, pero la raíz del problema persiste. Está en la formación y el accionar de agentes, especialmente de oficiales.

Por más que el presidente Abinader ha proclamado su interés en adecentar la Policía, persiste la protección de agentes policiales a puntos de drogas en los barrios marginados. Puedo darle al director, general Eduardo Alberto Then algunos botones de muestras.

La eliminación de las redadas y retenes policiales, es otra buena señal, ya que para atrapar delincuentes están las labores de inteligencia, que perdieron su efectividad cuando los destacamentos se convirtieron en tribunales, donde fijaban cuotas a los detenidos para dejarlos en libertad.

Aunque para transformar la Policía ya no se parte de cero, debido a los trabajos del grupo que dirige Servio Tulio Castaños Guzmán, la realidad es que habría que acelerar las acciones, porque el tiempo apremia, y los cambios en las calles aún están ausentes.

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