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La revolución centrista

La revolución centrista

En la realidad actual donde el mundo virtual ha creado una guerra cultural donde “zurdos” y “fachos” compiten por la gracia del público tratando de superarse unos a otros con la frase más ingeniosa del momento con el insulto más gracioso para las redes sociales, la perspectiva de una revolución centrista que ha mantenido la estabilidad global por las últimas décadas ciertamente luce como un fenómeno extraterrestre.

Las redes sociales han sacado los extremos como forma válida de presentarse en público y hasta se han vestido de virtud bajo una falsa idea de “honestidad intelectual” que solo esconde profundas ignorancias.

Los que tenemos la edad suficiente para recordar el sueño de la “autopista de la información” como se vendía el internet en sus primeros años, debe resultar notoriamente fascinante ver lo que debió ser una gran fuente de información global en una gran megáfono de desinformación con impactos muy reales en la vida real.

Paradójicamente los megáfonos de desinformación se han volcado en contra de la misma fuente que les hizo posible, la revolución centrista que vivió el mundo por más de 75 años y que les hizo posible.

La humanidad ha vivido un proceso de notorio desarrollo y paz en los últimos 75 años que son inigualables a cualquier otro momento de nuestra existencia desde que han existido humanos. Esa armonía ha sido posible en gran parte gracias a los entendimientos básicos y las instituciones tanto locales, regionales como internacionales que tanto nos costó crear en el período centrista de la post-guerra.

Hoy, una virtud de ese centrismo, está siendo explotado para erosionar los mismos principios sobre los cuales este fue levantado, y deshacer sus elementos fundamentales para favorecer el tremendismo de las ideas más radicales que siempre han envenenado a las sociedades.

Más de tres cuartos de revolución centrista, aburrida, tecnócrata, sin discursos rimbombantes ni batallas de ingenios trajeron los mejores años de progreso y desarrollo que jamás la humanidad ha conocido.

Sólo ha bastado los mismos viejos cantos de sirena desgastados de hace siglos montarse en las líneas de comunicación creadas por esa revolución centrista para arrastrarnos a las mismas viejas discusiones, cuando ya las soluciones se pintaron claramente frente a nuestras narices. Y sin embargo, aún debatimos.

Por: Orlando Gomez
orlando.gomez@gmail.com]

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