Con la proliferación de medios de comunicación en República Dominicana y la incursión en el campo de la comunicación de un grupo de mediocres, sin la más mínima formación, pero que opinan de todo, está convirtiendo al país en una nación de «expertos».
Y esa es una de las razones de la ausencia en los medios de un discurso que relacione el aborto con la vida digna, la libertad, autonomías individuales y la dignidad de ciudadanas y ciudadanos.
Esto hace que muchas veces la discusión se lleve a un plano en el cual el aborto queda posicionado como el acto criminal que busca terminar con la vida de un ser humano y se juzga la validez de las razones que se exponen para hacerlo, dejando de lado las tres causales.
Las tres causales de las que se habla tanto consiste en que se considere legal un aborto en cualquiera de los siguientes escenarios; cuando el embarazo sea producto de una violación sexual o incesto, si la vida de la mujer se encuentra en riesgo, o cuando el feto presente malformaciones congénitas incompatibles con la vida.
De modo que posicionar el aborto como un tema de derecho requiere ampliar los espacios de debate que permitan la discusión profunda, con un abordaje multidisciplinario, de manera que se pueda ahondar en la argumentación y fortalecer la postura por los derechos de las mujeres.
En las memorias anual de hace cinco años, del hospital San Lorenzo, conocido como la Maternidad de Los Mina, reveló que en ese centro de salud se realizaban alrededor de nueve legrados a mujeres que llegaron con abortos incompletos .
Mientras que al año anterior, fue publicada una encuesta realizada entre estudiantes universitarias que arrojó como resultado que el 38.7% de los embarazos en este grupo termina en aborto, de los cuales se admite un 42.7% inducido.
Además, el 67.1% de las estudiantes universitarias dijo conocer al menos un caso de aborto inducido en otras mujeres.
Estos datos fueron dados a conocer por la investigadora dominicana Aris Balbuena, cuando iniciaron los debates sobre las tres causales en el 2020.
Esta sociedad no debe permitir que los dogmas religiosos se impongan a la ciencia, porque sería retroceder a lo medieval.