Como contratista y político cercano al expresidente Joaquín Balaguer en sus distintos períodos, Guaroa Liranzo se convirtió en una suerte de leyenda.

Se le consideró entre los colaboradores más influyentes en las administraciones reformistas. Antes de integrarse al gobierno de Balaguer fue de los que respaldaron la candidatura presidencial de Francisco Augusto Lora en 1970.

Liranzo nunca ocupó un cargo de relevancia, pero muchos asuntos de poder pasaban por sus manos. Liranzo murió ayer en su residencia a los 98 años de edad.

Desde que Balaguer abandonó el proselitismo político tras perder las elecciones de 2000, Liranzo redujo su presencia en la escena política.

En la conformación del Frente Patriótico, que posibilitó la alianza con el reformismo para apoyar al PLD, Liranzo jugó un papel de primer orden. Con su muerte desaparece una figura emblemática.