Ucrania/Rusia: retorcimientos
Desde el 24 de febrero de 2022, aeronaves, barcos, vehículos blindados, misiles hipersónicos, drones, cañones autopropulsados y fusiles automáticos ponen a temblar a Europa Oriental, con sus explosiones en Ucrania, donde se libran dos batallas: la violenta que destruye infraestructuras físicas, y la informativa, con novedosos relatos y descripciones.
En la incursión de tropas de Rusia en Ucrania, periodistas, fotógrafos, camarógrafos y sus soportes técnicos han tenido que lidiar para romper las trincheras informativas, que los contendientes buscan controlar, porque las conflagraciones se ganan y se pierden no sólo en el fuego cruzado de los productos aportados por negociantes del complejo militar industrial, sino en la percepción de la opinión pública internacional.
Los corresponsales y enviados especiales han acudido a dos campos de batalla en los cuales está incursa una superpotencia imperial -Rusia-, en su rivalidad contra otra superpotencia expansionista -Estados Unidos-, que con sus afrentas y mortandades, ruborizan a la humanidad, y que toca a los periodistas diseminarlas como aviso/alerta y como referencia.
En ese antagonismo desmesurado -acentuado en los rieles nucleares, biológicos y químicos- por asegurar esferas de mayor influencia en la búsqueda de la hegemonía global, Estados Unidos y Rusia, con sus intervenciones militares, han quebrantado el derecho internacional y cavado zanjas en las que son inhumados, sin oficios religiosos ni panegíricos, miles de seres humanos.
Miles de periodistas de agencias de prensa internacionales y cadenas noticiosas testimonian para la historia y difunden informaciones sobre los acontecimientos desde los campos de hostilidades en Ucrania, donde hasta el 16 de marzo pasado seis periodistas han ofrendado sus vidas, 35 han sido heridos y decenas arrestados por castrenses en destacamentos contendientes.
Esta acción bélica ha puesto de relieve por lo menos cinco fenómenos: 1.- Inteligencia de fuentes abiertas (imágenes satelitales), 2.- Desinformación y propaganda, bañada de montajes y retorcimientos; 3.- Censuras y bloqueos: apagón informativo por Rusia, 4.- Enfoque de multiplataformas (redes sociales y los audiovisuales), y 5.- “Periodismo ciudadano” (suministro de fotografías, videos, audios, mapas, fotografías e infografías, provenientes de vecinos y paisanos).
El retorcimiento brota por todos los costados: cientos de videos y fotografías son puros montajes y alteraciones, perfiles falsos en redes sociales y descontextualizados en la temporalidad. El internet y la inteligencia humana y artificial (bots) han creado, incuestionablemente, otro sofisticado campo acorazado, en el cual han emergido expertos en estrategias de desinformación.
La demostración de las agencias internacionales de prensa no ha sido ampliamente profusa como las redes sociales y las cadenas mediáticas, pero sí la más neutral y confiable, como Reuters y Prensa Asociada (AP), que esparcen narrativas incompletas y muchas de ellas no tan cercanas a la verdad, que lo más probable es que sea conocida en los años venideros.