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Barahona, abril/65 y heroicidad


La participación de Barahona en la revolución de 1965 lamina como trascendental y de vanguardia. Sin la valentía, perseverancia y destreza de los nativos de la “Perla del Sur”, el derrotero de ese trozo glorioso de la historia dominicana habría tomado un rumbo incierto.

Por el desconcierto y la dispersión iniciática de la contienda, “una figura inesperada, Luis E. Lembert Peguero -relata el historiador Euclides Gutiérrez Félix- “asumió, motus propio, la jefatura transitoria de la organización, autoproclamándose Secretario General” del PRD. Y, en esa circunstancia de incertidumbre, advirtió que la revolución continuaba y exhortó a los dominicanos a incorporarse a ella.

Otro grande de la gesta, Bonaparte Gautreaux Piñeyro, refiriéndose al restaurador Santiago Peguero, expresó que “en 1965 la proceridad familiar fue replicada por su nieto, el doctor Luis Enrique Lembert Peguero, quien, con su escopeta de dos cañones”, por todo el Conde, “animaba a los combatientes a continuar la lucha por el rescate de la constitucionalidad y el retorno del gobierno de 1963”.

El guía militar fue Francis Caamaño, hijo de la barahonera Enerolisa Deñó Chapman (Nonín), y el canciller Jottin Cury, quien denunció el genocidio e internacionalizó la guerra patria. Lembert Peguero fungió como ministro de Justicia, Gautreaux Piñeyro como viceministro de la Presidencia y secretario del gobierno en armas, y Noel Suberví Espinosa como viceministro de propiedades públicas.

El talento artístico de los barahoneros fulguró impertérrito y estimuló el espíritu de los guerreros. Aníbal de Peña fue el autor del Himno; Ramón Oviedo el muralista por excelencia de la patria, y Juan Pérez Terrero con su lente mágico captó las más memorables imágenes de la contienda.

Los coetaneos se incorporaron a la Zona Colonial y Ciudad Nueva entre el 26 y el 28 de abril, hasta completar más de 80 (entre 16 y 20 años), como reseñamos ampliamente en la revista Aquí Barahona, edición número 8 de 2020.

Desempeñaron misiones estelares desde los comandos Barahona, Haz Negra, Liriano, San Lázaro, El Lobo, y otros. En los fieros choques sobresalieron Antonio Carrasco (Tibora, desaparecido), César Danilo Ruiz, sin vida; Rafael López (Tigre Bimbín), herido por balas foráneas, y los comandantes Eliseo Andújar (Lilito Barahona) y Joaquín González Féliz, desaparecido. También cayeron Ireno Olivero y Erasmo Carrasco (Niño Santó).

En la insurrección de 1965, Barahona tonificó su formidable alto mando, la comunicación, las artes y las refriegas armadas. Se estampó como el acontecimiento más relevante del siglo XX, por la heroicidad ciudadana frente a los gringos; por su apoyo popular y la creación de conciencia nacionalista y revolucionaria en las futuras generaciones de jóvenes. Se concatena, con gloriosa evocación, con las más cristalinas hazañas por la libertad y la independencia de la citada centuria.

Por. Oscar López Reyes
oscarlopezperiodista@gmail.com

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