El cierre de muchas librerías y la nueva modalidad de los libros digitales ha logrado que muchos puestos de libros usados se vuelvan en una especie de santuarios que son visitados por los amantes de la lectura y buenos libros. Esta imagen fue tomada en el puesto del libros del escritor Miguel Liranzo, en la avenida Mella con Palo Hincado.