El presidente de la Asociación de Empresas de Zonas Francas del Cibao advirtió sobre la creciente dificultad que confrontan las empresas para reclutar personal calificado, cuestión que atribuyó a las deficiencias históricas del sistema educativo, con lo cual ese dirigente empresarial ha puesto el dedo sobre la llaga.
Marcos Cabral urgió a que el país asuma como alta prioridad la tarea de alcanzar la calidad educativa para satisfacer la demanda del sector productivo, garantizar competitividad y desarrollo, al señalar que República Dominicana sigue en la retaguardia entre países que aplican la prueba Pisa sobre competencia escolar.
La queja del empresario Cabral sobre los bajos niveles educativos como causa de la escasez de personal calificado, fue expuesta en el conversatorio sobre “Zona Franca: creadora de Valor, Innovación y Sostenibilidad”, donde previno que “sin calidad en la educación dominicana no hay competitividad ni desarrollo”.
Los ministerios de Educación, Educación Superior, universidades y todas las instituciones vinculadas con entrenamiento laboral, desarrollo tecnológico y promoción de innovación, deberían prestar absoluta atención a lo señalado por el presidente de la Asociación de Zonas Francas de Santiago.
En todos los informes oficiales sobre desempeño de la economía se destaca el aporte del sector zonas francas al crecimiento económico y a la generación de empleos formales, por lo que debería causar preocupación la queja sobre dificultad para reclutar personal calificado.
No debería olvidarse que el reto principal del sector productivo nacional es el de involucrarse a plenitud con los requerimientos de desarrollo tecnológico e innovación que impone un mercado altamente competitivo volcado a la era de la Cuarta Revolución Industrial.
Pese a la justificada queja del dirigente empresarial cibaeño, en la región norte se concentra el 50% de los parques industriales de zonas francas, el 51% de las empresas y el 37% de los empleos generados por el sector, que aportó el 9.4% al crecimiento económico registrado durante 2024.
Gobierno, sector privado, trabajadores y academia deberían evitar que República Dominicana se asiente en el atraso, la mediocridad y el conformismo que caracterizan hoy al sistema educativo, porque si así fuere la nación estaría condenada, más temprano que tarde, al holocausto económico y social.