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Lo sencillo

Lo sencillo

Eduardo Álvarez

Los diversos tipos de situaciones en el mercado, es decir, la cotidianidad, trae cordura en las personas. Lo más sencillo en la vida llega más al corazón de la gente, nos enseña una sabia sentencia oriental.

El olor, el calor de los seres humanos es reconfortante para la salud. Da la sensación de estar en casa. Nada como estar en casa. El ajetreo y el bullicio de la vida siempre resultan consoladores. Nos hacen sentir seguros.

Puedes entender así cómo la ciudad con su vida ordinaria deviene en un factor tranquilizador y estimularte para la mente. Más bien, inspirador. De ahí que el ajetreo diario sea relajante y bueno para el corazón. Late al ritmo que nos movemos, por tanto, constantemente.

Y estamos hablando en serio. Se trata de una suerte de terapia a la que recurrimos a diario en medio de la calle. En el día a día. Caminando en ella.

Lo hacemos cuando somos parte de esa multitud que fluye y converge en un mismo punto, yendo y viniendo.
Pertenecer a un fenómeno natural de tal magnitud nos conecta y eleva a la privilegiada condición de seres libres de la monotonía, inmovilismo y abulia que llega con la vida sedentaria, inútil. Por tanto, salir, caminar de un lado a otro, nos ayuda.

Ser como las aguas de pequeños manantiales, arroyos y ríos que concluyen en una enorme cascada, nos convierte en creadores del más preciado fenómeno de la naturaleza.

En entes activos, productivos dadores de vida. Así, de alegría y paz. Como decir, para ser justos, de amor.