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Los poemas de Ana Dolores

Los poemas de Ana Dolores

Ana Dolores Cruz de Santos,  desde la tranquilidad de su hogar, en disfrute de las expresiones de cariño de sus proles y conocidos, Ana Dolores narra su inmenso amor a la naturaleza a través de sus escritos poéticos, tal y como los siente, sin la simetría de los versos, pero con la pureza de su alma y con la suavidad  de su “mariposa que vuela por los rosales”.

Así, la poeta transita en su pensamiento, como su abejorrito “tranquilo y laborioso,  adherida a su pasión, afecto y cariño al entorno y al ecosistema, que según dice es el regalo que su Dios ha tenido para todo el que sabe amar.

Las abejitas del monte

Las abejitas del monte,

que vuelan por los rosales

para llenar de panales, con

sus trabajos constantes,

la miel que nos endulza

el martirio de esta vida.

 

Ese abejorrito, tranquilo

y laborioso, en caso de que pique, es en busca de respeto,

para que sepas esperar el almíbar de su vida.

 

Esa azúcar del panal,

gris y cristalina, es un alimento

de reyes, ricos e indigentes, que nos da las abejas como regalo

de Dios.

Sin costurera

Mariposa que vuela por los rosales,

con un diseño bello y en camuflaje,

de qué es esa tela que no se compra,

y ese traje que no se hace.

 

Te viste como reina desde que nace,

Y despegas tus vuelos cubiertas de colores,

para ensombrecer el ambiente con tus gracias

y en tu ropaje llevar el encanto filosófico.

 

Oh mariposa hermosa, quiero verte volar,

Con todas tus gracias, tus vestimentas y con tus dolores, porque eres efímera como la noche

y bella como el universo.

A la madre

Madre, ¡oh madre¡, si supieras el tormento de no tenerte a mi lado, me siento sola

como un pájaro volando sin rumbo a

un lugar indeterminado. 

 

El tormento no se acaba, y no dejo de

pensar que aún teniendo a mi madre todo me sale mal, por lo que le pido a Dios que no me deje flaquear.

 

Madre, mi sueño duerme contigo

y con dolor y sufrimiento se fueron

mis mejores años por no estar junto a ti,

por lo que te dedico este poema con el alma destrozada porque sin ti esta vida nunca

me ha sabido a nada. 

La belleza del Señor

Esa fosforescencia, esa lucidez

Es la belleza que tiene

Que te la hizo Dios

Como un bonito diseño

En todo tu alrededor.

 

La generosidad de Dios

No tiene parangón

También te dio belleza

En todo el corazón y muchísimo

Talento para que actué con amor.

 

¡Oh, señor, qué grande eres

cuánta bondad conmigo

cuántas cosas hermosas

me regalaste sin merecerlo.

 

Por eso quiero estar contigo

Y recorrer el sendero de todos

Tus hijos para ser cada día mejor.

El Nacional

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