A Mons. López Romero, in memoriam
Interrumpo mis artículos sobre las tendencias del Nuevo Orden Mundial para hablar de Luis Abinader, quien nos tiene inmersos en un océano de perplejidades.
Aunque, en voz baja, su victoria siempre se ha atribuido a la abierta intervención de Pompeo, jefe de la CIA, quien vino y le advirtió al PLD que no podía reelegirse. Su aparentemente candorosa actitud frente a la gente y abierta sonrisa, le ganaron el afecto popular, haciendo que la intervención de la CIA se considerara irrelevante.
Empero, después de su reelección, es como si nuestro presidente Luis se estuviera viendo obligado a pagar sus facturas, entre ellas las asumidas con sus grandes amigos los Cisneros y los Fanjul, dos bastiones de su candidatura, y desde luego con USA. No olvidemos el reclamo de Trump a Biden: “ Yo arrodillé a Venezuela con las sanciones y conseguí el petróleo gratis. Tú te has puesto a negociar y ahora tenemos que comprarlo”. Esas sanciones provocaron una inflación de tres mil por ciento, la más alta del mundo, y el éxodo de los pobres y la clase media venezolana en masa.
Y eso lo sabe todo el que piensa.
¿Qué hace nuestro presidente, violentando las leyes de la prudencia, acogiendo al nuevo Guaidó de la política venezolana, quien además está siendo investigado por su complicidad con los paramilitares salvadoreños en el asesinato de siete jesuitas y sus trabajadoras, cuatro monjas Mariknol norteamericanas, y de múltiples cristianos de la Teología de liberación, según documentos desglosados de la CIA: de 13,400 salvadoreñ@s?
¿Y qué hace el presidente Luis viajando a celebrar la toma de posesión de ¿una gobernadora reconocida como inescrupulosa en Puerto Rico? ¿Sabe Abinader que la industria farmacéutica convirtió a Puerto Rico, hoy única declarada colonia de USA, en un laboratorio experimental de sus medicamentos, entre ellos los anticonceptivos, usando a las boricuas como sujetos de experimentación y esterilizando en el proceso al 37% de la población femenina?.
Estos son datos que hay que investigar antes de viajar a celebrar la tragedia de una nación, sea esta Puerto Rico o El Salvador…Y antes de enemistarnos con una nación como Venezuela que ha sido tan solidaria con este país, especialmente durante el gobierno de Chávez, y donde han sido acogidos tantos dominicanos y dominicanas desde la colonia.
Los dominican@s no somos estúpidos. Observamos y evaluamos a nuestros gobernantes con ojo crítico, y solo nos preocupa ahora que tanto los venezolanos en Venezuela y los boricuas, que hoy luchan contra viento y marea para preservar lo que les queda de nación, entiendan que el presidente Abinader ya no nos representa.