Santo Domingo.- Los años y la experiencia que podamos tener no terminan la relación con nuestras madres que siguen ahí firmes y mirándonos como si fuéramos niños y el tiempo no hubiera pasado.
Tal y como comparten las presentadoras Luz García y Mariela Encarnación, cuando ya somos adultos vivimos con ellas una etapa más de amigas, de apoyo y confianza.
”Es una relación de amigas que respetan sus diferencias y celebran lo que tienen en común. La entiendo y valoro mucho más ahora que me ha tocado pasar por su labor de madre”.
¿Es cierto que entendemos y valoramos más a nuestras madres después de que tenemos hijos?
“Para mí es totalmente cierto. Cuando nació Miguel Ángel pude entender la abnegación y amor incondicional de una madre. Un amor puro donde somos capaces de dar hasta la vida por ellos”, expresa Luz García.
Mariela corrobora agregando que “sin duda. Lo había escrito antes de leer esta pregunta. Me río porque me encuentro usando sus frases, reaccionando en ocasiones igual a como lo hubieran hecho ellos (papi y mami)”.
De si en esta relación, ya madura, escuchan los consejos de sus madres, Luz confiesa que “aunque en algunas ocasiones pareciera que no, sí que la escucho. El instinto de madre es único y cuando mi madre ve o percibe algo siempre tiene razón. Así que cuando me da consejos siempre se me quedan en la mente cada una de sus palabras”.

Mariela, por su lado cuenta que ha aprendido a pasar por un filtro hasta los consejos de la familia, pero obvio, el consejo de una madre pasa por la prueba más fuerte que es la de ese amor. “Pero, no por ser padres a veces vamos a tener la razón, no debemos idealizar las cosas ni las relaciones de ningún tipo. Ellos son humanos y se equivocan como todos. Entonces escucho, analizo y veo con qué vale la pena quedarse”.
De su madre Margarita Guzmán Luz ama los sacrificios que hizo por sus hijos. Recuerda que ella madrugaba para cocinar la comida preferida (sobre todo a su hermano), antes de irse a trabajar. Lo que siempre admira de ella es su estilo, sus zapatos y lo estricta que era cuando ellos estaban pequeños.
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“Mami es una mujer extraordinaria, intensa, perfeccionista, amorosa, detallista, abnegada y extraordinaria madre y abuela”.
Gladys Pérez, la madre de Mariela es una mujer emotiva, sensible, tan sociable que tiene más amigas que arena en la playa. Súper chapada a la antigua, ingenua y tan buena cocinera que podría ser chef.
“Es físicamente un mujerón, le propusieron ser modelo cuando vivió en Nueva York”, agregó.
Admira y recuerda de ella lo anticuada que es y lo mucho que se parecen en que se ilusionan rápido con la vida y las cosas. Concluye recordando también a su padre fallecido, quien le dejo un legado de humildad, de amor por el trabajo y de valores y principios que no se imagina cómo sería la Mariela de hoy si no lo hubiera tenido a él.