Los feminicidios son una dolorosa estocada en el alma de las personas más sensibles. Más aun cuando la inmensa mayoría de las víctimas de esa violencia ciega son mujeres indefensas, que para colmo el miedo les impide hasta buscar protección.
El caso de Marielis Natividad Liberato Gómez, de 25 años, muerta a balazos por su pareja, es otro capítulo de una larga lista de sucesos sangrientos.
La mujer fue abatida a balazos por Roberto Zarzuela Almonte, de 52 años, en la residencia de la madre de ella en la comunidad La Canela, del municipio de Santiago.
Tras matar a su mujer y herir a un vecino que trató de impedir la desgracia Zarzuela Almonte se suicidó. Tienen las autoridades que dar la lectura que demandan los sucesos y dejar la jactancia con la implementación de medidas que en la práctica han resultado ineficaces.
Los dolorosos asesinatos de mujeres son una plaga que debe prevenirse y enfrentarse. Un solo feminicidio causa más conmoción que cualquier otro suceso sangriento por el papel de víctimas fatales que desempeñan las mujeres.
El caso de Liberato Gómez es otra señal de alerta sobre la violencia machista.
