Opinión Articulistas

Muertos útiles

Muertos útiles

Ramon Rodriguez

Desde el mismo proceso de hominización, se ha evidenciado una transformación de la inteligencia. La humanidad ha dado saltos cuantitativos y cualitativos. Cada siglo ha mostrado a sus mejores representantes con actitudes para revolucionar el mundo con nuevas ideas y romper con moldes rancios que estancan el proceso de civilización.

Creo que existe un consenso de que, en el siglo XVI, Francis Bacon, con su ‘’ Novum Organum’’, intentó seriamente dar prioridad al pensamiento científico y romper ese esquema medieval que frenaba la creatividad del hombre.

Anteriormente, en el siglo XV, la mente brillantísima de Giovanni Pico della Mirandola, abogó por una real transformación del hombre, apegado a su dignidad, refutando conceptos escolásticos en sus ‘’ 900 tesis’’ que le costaron su excomulgación, sin que esto impidiera su impacto en la mentalidad de que los hombres debían ser el centro de todas las cosas y no Dios. Su discurso sobre la dignidad del hombre, debe ser lectura obligada para nuestros líderes mundiales, quienes cada día deshumanizan la sociedad mundial.

El siglo XVII regala a la humanidad a Renato Descartes. El filósofo, Físico y matemático francés, con su ‘’ Cogito ergo sum’’ y su ‘’ Discurso del Método’’, movió los cimientos de una sociedad que todavía estaba atada a principios escolásticos.

Con su ‘’Pienso, luego existo’’ y el concepto de Duda para lograr la Verdad, Descartes revolucionó todo el siglo XVII, hasta que tuvo que compartir su gloria con el gran Isaac Newton, quien fue dueño absoluto de los siglos XVII y XVIII, con su ‘’ Ley de gravitación universal’’ y otros aportes científicos, que justifican que algunos intelectuales lo consideren el genio por excelencia de la humanidad.

Todas las sociedades han tenido sus muertos útiles que han trazado normas de vida y marcado la senda a seguir con dignidad y respeto al derecho inalienable.

Los norteamericanos están orgullosos de Washington, Jefferson y Lincoln. Los dominicanos nos ufanamos de ser hijos de Juan Pablo Duarte, nuestro héroe y padre de la patria.