Raya en la necedad el racismo y la discriminación que atribuye Amnistía Internacional a la política migratoria de República Dominicana. La decisión de las autoridades de no pausar las repatriaciones de haitianos indocumentados incide en las críticas injustas contra este país.

No es verdad que existan amenazas crecientes ni de ninguna índole contra defensores de los derechos de haitianos ni de dominicanos de ascendencia haitiana en supuesta situación de apátridas y afrodescendientes.

Amnistía se desacredita al apoyarse en mentiras para justificar su defensa de los derechos de minoría o de indocumentados. ¿Será que no encuentra otra manera? A diferencia de otros tiempos, los haitianos que residen de manera legal no tienen el menor problema en el país.

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Las repatriaciones se efectúan con respeto a la dignidad de los inmigrantes ilegales. Si se ha registrado algún incidente en el proceso, es algo particular, pero no como parte de política represiva.

Con su crítica Amnistía Internacional evidencia que no está bien edificada sobre la política migratoria pues tampoco es verdad que se censure a las ONG que defienden derechos de los haitianos.