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Nevar y roer, verbos muy irregulares

Nevar y roer, verbos muy irregulares

La lengua es consustancial con la realidad, las palabras permanecen a la espera de una oportunidad para asistirnos y ayudarnos a expresar sentimientos y necesidades, conforme a las circunstancias. Con esto no digo nada nuevo, pero me permite referirme al verbo nevar. Un gran amigo que reside en los Estados Unidos de América ha sugerido tocar el tema, a propósito de lo que se vive allí, donde una necesidad lingüística remite al verbo nevar.

Los noticieros están hablando de nieve, hielo, viento y temperaturas muy bajas. Se vaticina la “nevada más intensa en una década”. El Servicio Meteorológico emitió advertencias de tormenta invernal desde Kansas y Missouri hasta Nueva Jersey.

Habrá tormentas de nieve y en consecuencia condiciones muy frías.

Mi amigo refería que, ante las temperaturas insoportablemente bajas, ha observado la vacilación de hablantes hispanos al emplear el verbo /nevar/: ¿Neva o nieva?, se preguntan. El Diccionario académico indica que en tercera persona singular del presente del indicativo es nieva. (En Nueva York nieva).Es un verbo de irregularidad vocálica cuyo modelo de conjugación es acertar (acierto, nievo; acertara, nevara; acertó, nevó…).

Es de viejo sabido que /nevar/ es un verbo impersonal y defectivo, pues sólo lo empleamos en la tercera persona del singular, sin el pronombre: nieva, nevó, nevaba, nevaría, nevara o nevase, nevará, nieve (subjuntivo: Iré cuando no nieve). No lleva pronombre, pero sí admite un sustantivo: Nieva mucho en Alaska; Nevó fuera de lo común; Hasta en Florida nevaba; Nevará en la costa este de EUA; Ojalá no nevara como se prevé; No quiero estar ahí cuando nieve.

Quizá sorprenda a muchos que el Diccionario de la lengua española registra la conjugación en forma personal de nevar: yo nievo, tú  nievas, usted nieva, él nieva, nosotros nevamos, vosotros neváis, ustedes nievan, ellos nievan.

El significado de todos conocidos es “Caer nieve”, y resulta ilógico que una persona pueda “caer nieve”. Ah, pero hay una clave para descifrar el enigma: el Diccionario guarda otra acepción para ese verbo. Hela aquí: “Poner blanco algo dándole este color o esparciendo en ello cosas blancas”. De este modo, cualquiera humano nieva.

Deduzco que por eso aparece en el Diccionario académico la conjugación, en todos los tiempos, modos y personas del verbo /nevar/. Solo así puede una persona atribuirse la acción de nevar: Yo nievo las paredes de mi casa cada año; Se nieva el pelo para una actuación teatral. Pero lo que se espera en la parte oriental de los Estados Unidos es nieve y el verbo nevar solo se conjugará en forma impersonal: Se espera que nieve mucho; Se aconseja no salir cuando nieva.

Verbo roer

Si alguien quiere saber lo que es un verbo irregular, que se fije en /roer/. En algunos tiempos y modos, soporta hasta tres formas. Por ejemplo, la primera persona del presente del indicativo: Yo roo, roigo o royo. En las demás personas de ese mismo tiempo conserva cierta regularidad: tu roes, el roe, nosotros roemos, vosotros roéis, ellos roen.

El presente del subjuntivo también presenta opciones: yo roa, roiga o roya; tú roas, roigas o royas; él roa, roiga o roya; nosotros roamos, roigamos o royamos; vosotros roáis, roigáis o royáis, ustedes y ellos roan, roigan o royan.

El pasado perfecto es: yo roí, tú roíste, el royó, nosotros, roímos, vosotros roísteis, ellos y ustedes royeron.

El Diccionario académico reserva para roer el siguiente significado: dicho de un animal, cortar con los dientes u otros órganos bucales los alimentos. / Quitar poco a poco con los dientes a un hueso la carne que le quedó pegada.

De este verbo tenemos el adjetivo roedor (que roe).