En los movimientos administrativos dispuestos por el presidente Luis Abinader la gran sorpresa ha sido la designación de la senadora Faride Raful como ministra de Interior y Policía.
Se sabía que la aún legisladora sería designada en una posición importante, pero, por su perfil, costaba ubicarla en una cartera tan machista y problemática.
Es verdad que los tiempos han cambiado y que condiciones le sobran para gestionar con responsabilidad la seguridad interna, pero el nombramiento no deja de plantear sus interrogantes, sobre todo con su jerarquía de esa isla de poder y violación de los derechos humanos que ha sido la Policía. Puede afirmarse sin ambages que Faride se ubica en el sector más liberal del PRM.
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En cuanto al ministro Jesús Vásquez Martínez no sorprendió su designación como cónsul en Nueva York. Había sonado que sería reemplazado e incluso que ocuparía la posición para la cual se le designó.
Vásquez Martínez es un experimentado dirigente y fundador del PRM, en cuya gestión se inició el tortuoso proceso de modernización y profesionalización de la Policía.
Sustituirá en Nueva York a otro connotado dirigente como Eligio Jáquez, quien fue nombrado asesor agrícola del Poder Ejecutivo.
Ninguno de los otros cambios introducidos por Abinader habían propiciado tanta sorpresa como el de Faride Raful, a quien se le ubicaba en otro ministerio e incluso en el servicio exterior.
El Nacional
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