Editorial

No es el mismo

No es el mismo

El mundo no es el mismo después del ataque de Rusia contra Ucrania en la madrugada de ayer porque la percepción de paz se ha extraviado en Europa y  el temor de conflagración embarga directamente a Bulgaria, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania y Eslovaquia.

Esa ofensiva militar ha sido definida por el presidente Joe Biden como “un ataque injustificado y sin provocación”, que tendría consecuencias “catastróficas”, en obvia respuesta a la amenaza del presidente ruso, Vladimir Putin, de que cualquier interferencia tendrá derivaciones “como nunca  se han visto”.

La realidad se resume en el hecho de que Rusia ha invadido a Ucrania, cuyo territorio es objeto de bombardeos que el Kremlin dice que  están dirigidos a destruir instalaciones militares, aeródromos y equipos bélicos, aunque el propio Putin ha emplazado a  las tropas ucranianas a la rendición.

Washington, Bruselas y Londres preparan nuevas sanciones económicas y políticas contra Rusia, pero la Alianza del Atlántico Norte, el brazo militar de occidente, ha descartado involucrarse en la guerra de Ucrania, pero sí en reguardar la integridad territorial de ochos naciones europeas fronterizas con territorio ruso.

Una guerra nuclear o de elevada intensidad estaría todavía en terreno de lo imposible, pero preocupa sobremanera el curso de los acontecimientos en torno a la crisis de Ucrania, aun cuando se afirme que el guion de ese conflicto ha sido ya diseñado y acordado por Rusia y Occidente.

El  escenario de la crisis  no puede ser más lúgubre tras el inicio de la “operación militar especial” emprendida por Rusia  con bombardeos sobre varias  ciudades de Ucrania, incluida la capital, Kiev, donde ya hoy llegaron las tropas invasoras.

Al emprender la no disimulada invasión a Ucrania, la reputación de Rusia tomaría el mismo derrotero que cuando invadió a Checoslovaquia en 1968, o lo ocurrido en término de imagen a Estados Unidos y otras naciones de Europa en invasiones a Irak, Libia, Afganistán, o las pretensiones de China sobre Taiwán y el Tíbet.

El impacto altamente negativo  de esos  sucesos sobre la economía mundial y en particular sobre la dominicana  se convierte en punto esencial del discurso de rendición de cuentas que pronunciará el presidente Luis Abinader el domingo ante la reunión conjunta de las cámaras legislativas, más aun, porque desde el miércoles, cuando Rusia invadió a un territorio político de Europa, el mundo no es el mismo.

El Nacional

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