Al señalar que la aplicación de la Ley de Tránsito no debe reducirse a operativos periódicos, el diputado Tobías Crespo ha dicho una gran verdad. Con o sin desorden la aplicación de la ley 63-17 de movilidad, transporte terrestre, tránsito y seguridad vial tiene que ser permanente.
La permisividad ha contribuido con el caos que caracteriza el tránsito. Los operativos deben responder a situaciones especiales, pero de ninguna manera una salida para hacer cumplir la ley.
Crespo entiende que los operativos navideños o en épocas especiales deben ser como complemento, pero que las violaciones tienen que sancionarse sin contemplaciones. Las violaciones que han caracterizado el tránsito son de espanto y brinco.
Las únicas que se sancionan son las cometidas por conductores de vehículos privados, porque los motoristas, las voladoras y los carros del concho parecen contar con una licencia para violar u obstruir el tránsito.
A veces se piensa que con la temeridad con que se conduce, las precarias condiciones de muchos vehículos y las violaciones de las señales son pocos los accidentes que ocurren en el país.
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Se supone que no es mucho pedir reclamar que se aplique la ley de tránsito no sólo en los operativos especiales, sino todos los días.