El ministro de Trabajo, Eddy Olivares, ofrece un buen ejemplo al delinear y priorizar en su gestión objetivos y retos que enfrenta el régimen laboral.
Es obvio que llega al cargo con una sólida base al citar la calidad y formalización del empleo entre sus principales desafíos, sin relegar el control efectivo del trabajo infantil, la igualdad de género y las políticas de seguridad y salud en las relaciones laborales.
Pero Olivares, con experiencia como procurador fiscal y miembro de la JCE, entiende que en esta época de revolución digital, la automatización, la tecnología y el teletrabajo se requiere con urgencia de un nuevo Código de Trabajo.
Por la disputa en torno a la cesantía, el proceso es espinoso, pero como ministro de Trabajo está llamado a emplearse a fondo para impulsar una reforma que fomente el desarrollo y el interés general sobre el particular. Es el gran reto.