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Oportunidades

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Pablo del Rosario

La dinámica de los gobiernos en República Dominicana ha sido ineficaz en cuanto a dotar a la ciudadanía del elemento esencial para mejorar su calidad de vida: La educación.

Hoy día, la oferta de educación pública es insuficiente y de baja calidad, eso da lugar a que los bachilleres y/o profesionales provenientes de ese ámbito (con honrosas excepciones), tengan desventajas comparativas con los que se forman en el sector privado.

Esa brecha se amplía en la medida que las autoridades competentes descuidan cumplir a cabalidad el numeral 3) del Articulo 39 de nuestra Constitución: “El Estado debe promover las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad sea real y efectiva y adoptar medidas para prevenir y combatir la discriminación, la marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión”.

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Las consecuencias de inobservar lo que expresa el mandato Constitucional precitado, son múltiples. Veamos algunas: a) la tarifa de la educación privada aumenta de manera exorbitante, b) el sacrificio económico que eso implica para una familia de ingresos bajos o medios es sumamente oneroso, y en muchos casos insostenible, y c) los niveles de deserción se incrementan de tal manera que la posibilidad de lograr oportunidades es cada vez menor.

El Gobierno está en el deber de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, sin embargo, la realidad de los hechos evidencia el cumplimiento parcial de ese precepto. De ahí, la situación de desigualdad imperante en nuestro país.

Recuerdo haber escuchado al presidente Medina, decir: “La educación es el otro nombre de la libertad”; coincido plenamente con ese pronunciamiento, y, hago propicia la ocasión para exhortar a las autoridades competentes, a cumplir plenamente lo consignado en el numeral 3 del artículo 39 de nuestra Constitución.