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Orto-escritura

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El azúcar y la azuquítar

Lo ordinario en español es que los sustantivos masculinos cuando son precedidos por un artículo, éste se escriba en masculino (el caballo, el guante, el hombre). Por igual, se estila que los nombres femeninos se acompañen de artículos femeninos (la yegua, la camisa, la mujer).

Sin embargo, cuando el vocablo empieza por la vocal /a/ tónica es posible usar el artículo masculino. Ejemplos: el agua, el águila, el acta, el alma, el aula. Esto es extensivo a las palabras femeninas que inician con /ha/: el hacha, el hambre.

Pese al artículo masculino, estos nombres demandan concordancia de género con los adjetivos que los acompañan: el agua tibia, el acta legalizada, el alma limpia, el aula asignada, el hacha afilada, el hambre acumulada.

Una particularidad se presenta con el sustantivo azúcar, cuyo género puede ser masculino o femenino): el azúcar moreno, el azúcar blanco, pero también la azúcar morena y la azúcar blanca. Podemos hablar de azúcar refino o refina, aunque predomine el artículo masculino.

Los académicos apuntan que la palabra azúcar llegó al castellano procedente del árabe hispánico “assúkkar”, este del árabe clásico “sukkar”, este del griego s???a?? “sákchari”, este del pelvi (persa) “šakar”, y este del sánscrito “sarkara”.

El Diccionario panhispánico de dudas explica que “Es válido su uso en ambos géneros, aunque, si va sin especificativo, es mayoritario su empleo en masculino”. Agrega la publicación académica (2005) que: “Cuando lleva un adjetivo especificativo este puede ir, asimismo, en cualquiera de los dos géneros, aunque suele predominar el femenino”. Y lo ilustra en el siguiente ejemplo: “Les preparaban una exquisita compota acaramelada con azúcar prieta”.

En plural, lleve o no un especificativo, se emplea mayormente el masculino. Ejemplo: “Ponga el agua a calentar y agregue ambos azúcares”.

El uso de /el/ ante nombres femeninos solo se da cuando el artículo precede inmediatamente al sustantivo, y no cuando entre ambos se interpone otro elemento; así, diremos el agua fría, pero la mejor agua; el hacha del leñador, pero la afilada hacha.

Delante de adjetivos, no se recomienda sustituir el articulo femenino por el masculino, de modo que no procede decir o escribir “el alta montaña”, sino la alta montaña ni “el agria naranja”, sino la agria naranja.
En palabras derivadas, como aguada y agüita, en las que la sílaba tónica cambia de lugar, se mantiene el artículo en femenino: la aguada, la agüita.

¿Azuquítar o azuquita?
A propósito de diminutivo, el Diccionario académico recoge la voz /azuquítar/ como el diminutivo de azúcar. Indica que puede ser femenino o masculino. También guarda la voz /azucarillo/, la cual relaciona con el diminutivo de azúcar.1. m. Terrón de azúcar.

Al definir el vocablo azuquítar, el Diccionario no especifica particularidades de uso, es decir, no se la atribuye a región del habla alguna, sino que la da por generalizada, como si se tratara de la palabra agua. Sin embargo, para la mayoría de los dominicanos esa palabra es desconocida.

Siendo el uso de diminutivos característica muy acentuada en nuestra habla y el consumo del dulce algo tan sentido, el dominicano ha buscado sus formas de llamar en pequeño el azúcar: Una de ellas es azucarita. El Diccionario del español dominicano la define así: “Pequeña porción de azúcar”.

Me parece que el uso más generalizado es /azuquita/, voz que resulta menos forzosa que la terminada en consonante /r/. “Le falta una azuquita a este café”. Resulta fácil asociar /azuquita/ con lo grato: “Eso tiene su azuquita”.

El Diccionario dominicano define esta voz como “Atracción, encanto, gracia. Estar de azuquita: referido a persona, contenta, satisfecha”. Lo cierto es que azuquita se corresponde con la musiquita del habla criolla.