El presidente Luis Abinader dibujó ayer un perfil de la Policía Nacional en el que resalta el uso de tecnología de punta, inteligencia artificial y drones, que contrasta con la accidentada interrelación entre la institución y ciudadanía, aunque se habla de una reducción de la tasa de homicidios del 9.6 al 8.2 por cada cien mil habitantes.

Para transformar la Policía en un cuerpo moderno se requiere la aprobación de una nueva ley orgánica, que el jefe del Estado prometió que sería presentada el 16 de agosto, al inicio de la nueva legislatura, un proyecto que impulsaría la estrategia nacional de seguridad y la reforma policial.

No se exagera si se afirma que la transformación que ha experimentado el cuerpo del orden, desde el inicio del programa de reforma al que ha sido sometido en 2020, no rebasa lo cosmético, sin dejar de reconocer que muchos agentes han sido entrenados en una nueva metodología de trabajo.

Los logros o avances alcanzados durante los cuatro años que lleva el proceso de transformación de esa institución apenas alcanzan para una Policía que hoy se inscribe dentro de lo posible, pero distante de lo ideal, aunque se mencionen destellos de modernidad como empleo de inteligencia artificial y en algunos casos uso de nuevos uniformes con modernos equipamientos.

Tiene razón el mandatario al señalar que la modernización de la Policía representa el ancla del desarrollo, la prosperidad y la seguridad de los pueblos. Justamente, ese es el estadio a que aspira alcanzar la sociedad dominicana, que por el momento luce muy lejano, aunque se admite que hace cerca de un lustro se inició la marcha.

Como auxiliar del Ministerio Público, el perfil del nuevo agente policial debería ser más técnico y menos represivo, con la investigación como herramienta para prevenir crímenes y delitos, y la disuasión como excepción justificada por las circunstancias, lo que permitiría resaltar casos resueltos y no número de muertos en «intercambios de disparos».

Alivia saber que durante la apertura de la Octava Reunión de Ministros en Materia de Seguridad Publica, el presidente Abinader tuvo historia que contar sobre la reducción de los homicidios y los niveles de modernización de la Policía, pero debería tener en cuenta que en términos de resultados, apenas se comienza.

El rol actual de la Policía, como garante del orden público y auxiliar de la justicia, se inscribe dentro de lo posible con ligera mejoría, pero ni por asomo se acerca al perfil de la institución ideal con la cual la población le gustaría interactuar, en la confianza de que gozaría de garantía de adecuada protección y seguridad.