La disputa entre Venezuela y Guyana por el Esequibo, una rica zona de unos 160 mil kilómetros cuadrados, viene desde hace muchos años.

Pero en lugar de recurrir a las instancias internacionales el presidente Nicolás Maduro ha resucitado ahora la disputa con el evidente propósito de ganar capital político.

Sabe que si algo une a los venezolanos, sin importar banderías políticas, es el deseo de recuperar el territorio que reclama Guyana.

En la región ha comenzado a expandirse el temor de que el pleito pueda generar una confrontación armada entre los dos países. Los guyaneses, como advirtió el presidente Irfaan Alí, están dispuestos a todo menos a ceder su territorio.

Alí declaró que cuenta incluso con el apoyo militar de varios países en caso de que Venezuela decida ocupar el territorio por la fuerza. Para bajar las tensiones el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, declaró que el referendo convocado para el 3 de diciembre sobre el territorio guyanés, rico en minerales, no es una guerra armada.

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Pero el complemento de “por ahora” deja abierta la posibilidad de que Venezuela iría a una guerra si tiene que hacerlo para reclamar la zona en conflicto.