Resulta extemporáneo que el gobierno electo inserte en el debate público el tema de reforma a la Constitución de la República en medio de una emergencia sanitaria que aún no ha sido controlada, porque sería igual que centrar atención en la decoración de un edificio que todavía no se ha construido.
El presidente electo, Luis Abinader, gobernará la nación por cuatro años, periodo durante el cual podrá tomar las iniciativas o medidas que considere pertinentes en consonancia con el Texto Sustantivo y la ley, con sentido de oportunidad y prudencia.
Este no parece ser el momento propicio para debatir lo bueno o lo malo de una reforma constitucional, aun centrada en garantizar la independencia del Poder Judicial, porque todavía las nuevas autoridades anunciadas no han asumido sus funciones y porque otras urgencias dominan la agenda oficial.
Se ha adelantado que el nuevo gobierno propiciaría la modificación del Consejo Nacional de la Magistratura y de la Ley Orgánica del Ministerio Público, para lo cual se requeriría convocar a la Asamblea Constituyente integrada por el Senado y la Cámara de Diputados.
Ese puede ser un punto importante en el programa de gobierno del presidente Abinader y del Partido Revolucionario Moderno (PRM), pero no el más urgente ni el que merece ocupar hoy los espacios del debate público, aun cuando el propósito sería el de procurar la independencia del Poder Judicial.
Quiéralo o no, el nuevo gobierno ya dispone de una agenda sustentada en las prioridades de contener la pandemia del coronavirus y de relanzar la economía, lo que no quiere decir que se renuncie a iniciativas que se consideren importantes, como sería el de otra reforma a la Carta Magna.
Dado el momento de grave crisis sanitaria y económica, lo aconsejable sería centrar atención en esos escenarios interdependientes, al tiempo que se asume con diligencia y eficiencia las demás tareas asignadas al Poder Ejecutivo, con lo que se cumpliría con el esencial precepto de comenzar por el principio.
Este es el momento de hablar de proteger la vida de los ciudadanos, recuperar empleos, relanzar el turismo, la manufactura, consolidar la agricultura, planificar el inicio del año escolar, promover una reforma fiscal integral y combatir la corrupción con las herramientas disponibles. Habrá tiempo para todo lo demás.