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Por una nueva Policía

Por una nueva Policía

Juan Taveras Hernández

Por Juan Taveras Hernández
UANTH04@hotmail.com |

Hace tiempo que la sociedad dominicana exigía una Policía Nacional que efectivamente estuviera para proteger vidas y propiedades, no para asesinar a los ciudadanos, encarcelados y robarle sus propiedades, contraviniendo su razón de existir.

En términos doctrinales, la Policía es una institución represiva en todos los países del mundo no importa si es capitalista o socialista; el Estado, a través de las Fuerzas Armadas y Policía tiene el control de la violencia, del mantenimiento del llamado “orden público” que no es más que el orden burgués y oligárquico. De no contar con los guardias y los policías, el sistema no se mantendría por mucho tiempo, porque, como dijera Mao Tse-Tung, “el poder nace del fusil”. Y el fusil lo tiene la clase dominante, la que gobierna.

Ahora bien, los países capitalistas desarrollados tienen instituciones que se corresponden con el desarrollo social. La Policía de un país desarrollado, es una Policía desarrollada, es decir, educada, entrenada y equipada acorde con los avances sociales. No hay ni puede haber un divorcio entre policía y sociedad. Una cosa va con la otra.
Un país atrasado tiene una Policía atrasada. Es el caso de muchos países como la República Dominicana, que tiene la Policía que puede pagar, educar y entrenar.

La Policía dominicana arrastra, desde su origen, muchas distorsiones conceptuales, propia de la dictadura de Trujillo que no fueron corregidas cuando fue derrotada por el contrario, se afianzaron aun en medio de los avances democráticos.

El presidente Luís Abinader prometió en campaña, cambios en la Policía Nacional y en las Fuerzas Armadas, sobre todo en la institución del orden, que es la Policía para colocarla al servicio de la ciudadanía, no en su contra, como sucedía. a promesa, a contrapelo de muchos sectores, incluso dentro de la propia Policía, se ha ido cumpliendo. Y en relativamente poco tiempo tendremos una nueva Policía. Si, una Policía que no esté al servicio del narcotráfico, del sicariato, de la corrupción y el crimen organizado.

No más “intercambio de disparos”. Policías pobres matando a delincuentes pobres. No más allanamientos sin orden de un juez y sin la presencia de un fiscal, no más asaltos, robos y atracos perpetrados por los propios policías, sin pagar las consecuencias.

Gracias a la voluntad política y la determinación del presidente Abinader tendremos en poco tiempo agentes despojados de la cultura militarista de que “el civil no es gente”. Los nuevos agentes deberán estar entrenados en una nueva visión. Tendrán salarios decentes, con seguridad para sus familiares, etc. La nueva Policía, la que pretende crear Abinader no tendrá excusas para delinquir, ni para violar los derechos ciudadanos.

El Nacional

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