Ahora que han sido absueltos todos los imputados por los 92 millones de dólares que la firma Odebrecht reconoció que pagó en sobornos para la adjudicación de obras lo que se impone es una revisión de principio a fin de toda la investigación.

Con el empresario Ángel Rondón y el exministro de Obras Públicas, Víctor Díaz Rúa, los únicos que habían sido condenados, la Suprema Corte de Justicia hizo lo que se tenía que hacer al absolverlos por insuficiencia de pruebas.

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Rondón había sido condenado a 10 años de prisión como supuesto responsable del pago de los sobornos y Díaz Rúa a cinco por enriquecimiento ilícito. Pero resulta que los supuestos sobornados por Rondón nunca fueron identificados y que a Díaz Rúa se le condenó por un cargo que no figuraba en el expediente.

Odebrecht se comprometió a través de un acuerdo de lenidad a identificar y aportar todas las informaciones que contribuyeran a aclarar el escándalo de los sobornos, pero a fin de cuentas no hizo ni una cosa ni la otra.

Desde un primer momento se notó que el norte de la investigación era inculpar a líderes políticos opositores y encubrir a sospechosos del partido oficial, en ese entonces el PLD. Pero ahora que el expediente se ha cerrado con broche de oprobio determinar lo ocurrido en la pesquisa sentaría un auspicioso precedente.

No puede ser que aún Odebrecht reconociendo que se pagaron los sobornos en los tribunales no se pudieran presentar pruebas y menos aún identificar a los beneficiados reales.