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Orlando Gómez

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Recientemente Banco Central publicó los datos sobre la entrada de divisas a nuestro país donde quedó reflejado que las remesas, el turismo y las exportaciones de zonas francas representaron el 70% de los ingresos de divisas al país. Las remesas por si solas representaron el 25%, lo que debe ser visto como espeluznante. Estos números deben llamarnos a reflexión sobre la economía que queremos y como vamos a alcanzarla.

La enorme participación de las remesas dentro de nuestra fuentes de divisas debe preocuparnos por su fragilidad. Estas dependen de la situación económica del país en el que se encuentre nuestra diáspora, la capacidad productiva de esa diáspora y el tratamiento legal y fiscal que las autoridades del país donde se encuentren le otorgue a este flujo de dinero. Si cualquiera de esos tres factores se torna negativo eso tendría un efecto devastador en nuestra economía, por pura virtud de su dependencia a esa entrada de dinero.

Más aún, viendo más detenidamente los números podemos notar que en adición a nuestra dependencia de las remesas, nuestra entrada de divisas se apoya sobre dos industrias que se sostienen y crecen gracias a un tratamiento fiscal diferenciado. Las exportaciones nacionales representan apenas un 12% de las fuentes de divisas, y una cantidad significativa de esta viene de productos agrícolas y la extracción minera que también cuentan con un tratamiento fiscal diferenciado.

Es evidente que el régimen fiscal que rige al resto de la economía no es tendente a generar divisas. Nuestra producción interna puede, por supuesto, movilizar la economía y sostener el consumo interno, pero no parece materializarse una forma exportable que se refleje en nuestro comercio exterior.

Esta limitación puede ser grave ya que eso hace nuestra producción y el crecimiento económico altamente dependiente del consumo interno. Esto va a poder sostenernos por algunos años, pero con una población envejeciendo y con una natalidad por debajo de la tasa de reemplazo, esto es un problema.

Necesitamos crecer económicamente para poder mejorar las condiciones de vida de toda la población, y desarrollar una capacidad exportadora es esencial para lograrlo a largo plazo. No me queda claro en que dirección queremos avanzar para lograr esa capacidad, y esa es una de las decisiones que debemos tomar como nación.