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Protestas no son casuales

Protestas no son casuales

Juan Taveras Hernández

Por: Juan Taveras Hernandez
JUANTH04@hotmail.com

Qué está pasando que de repente la gente se percata de que nada está bien, que todo está por hacer, que los hospitales están deteriorados, que las escuelas requieren de reparación, que no hay libros escolares, que no hay almuerzo para los alumnos, que la Universidad Autónoma de Santo Domingo necesita dinero, que no puede continuar acumulando déficits, que hay delincuencia en las calles, que el transporte público es deficiente, que las calles están deterioradas al igual que las autopistas, que los alimentos de primera necesidad están muy caros, que el precio de los combustibles está por las nubes, que el gobierno en sentido general no ha hecho nada en los casis dos años de gestión, etc.?

¿Por qué la gente le reclama al presidente Luís Abinader en menos de dos años lo que no le pidió que hicieran los gobiernos del PLD (Leonel Fernández-Danilo Medina) en 16 años?

¿Qué está pasando? ¿Percepción o realidad? ¿Acciones políticas organizadas por los corruptos ante la amenaza de ser sometidos a la justicia? Tengo constancia que alcaldes, senadores, diputados y ex funcionarios de los gobiernos pasados están detrás de las protestas que buscan crear un clima de ingobernabilidad tratando de dañar la buena imagen del presidente Luís Abinader.

En este país siempre hay razones para las protestas, precisamente porque los gobiernos que hemos tenido no han  pagado la enorme deuda social con el pueblo. Pero en el marco de la realidad actual la huelga que pretendió paralizar la zona más productiva y próspera del país, como el Cibao, no tiene justificación.

Durante 16 años el Partido de la Liberación Dominicana gobernó el país sin mayores dificultades. Todo de lo que la gente se queja hoy, estaba peor durante esos años de pandemia morada a pesar de los inmensos recursos que manejaron, pero la estructura de comunicación era tan grande y tan poderosa, que los ciudadanos no parecían darse cuenta; estaban como hipnotizados, como zombis caminando por las calles, drogados con las mentiras que les vendían a través de las “visitas sorpresas”, la aparición del presidente Danilo Medina en la primera plana de todos los diarios los lunes de cada semana, al igual que los martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos.

No había un día que el presidente Medina no ocupara los primeros planos; no había un día en que un ministro no fuera invitado a los programas de radio y televisión de mayor rating.

La agenda comunicacional se elaboraba en el Palacio Nacional donde laboraba el brasileño de Odebrecht, Joao Santana, a quién tanto le agradeció Danilo Medina su trabajo de comunicación.

El Nacional

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