Las cábalas no cuentan en política. Son muy peligrosas. He dicho y reitero que, en países como el nuestro, donde las necesidades son interminables y los recursos escasos, los mandatarios deben tener planes concretos para ir saldando la gran deuda social acumulada y para eso, necesitan el respaldo de sus partidos políticos y evitar navegar en aguas procelosas.
Critiqué en un artículo anterior que el presidente Luis Abinader anunciara su ‘’jubilación’’ a destiempo, teniendo una mayoría calificada en el Congreso Nacional. Si bien es cierto que no motivamos el irrespeto a la Constitución de la República, entendemos que su silencio en ese sentido, era la espada de Damocles sobre la oposición.
Cuando los presidentes pierden la capacidad de firmar decretos, de esa misma manera, pierden la autoridad en su partido.
El anuncio a destiempo de que el presidente en el 2028, se irá a su casa, ha desatado una ebullición a lo interno del Partido Revolucionario Moderno, con el hándicap de que todos los aspirantes a la presidencia, son funcionarios de importancia y en un momento dado, deberán dejar sus funciones y dedicarse en cuerpo y alma a sus proyectos presidenciales.
La vicepresidenta Raquel Peña, no puso ceras en sus oídos y ya está seducida para aspirar a la presidencia de la República. Algunos creen que el presidente Abinader podría decantarse por ella, y esto abriría una lucha a muerte en el seno del Partido Revolucionario Moderno.
David Collado y Eduardo Sanz Lovatón hicieron todo lo políticamente posible para permanecer dos años más en sus posiciones para fortalecer sus tropas desde la poltrona que ocupan. Mientras que el expresidente Hipólito Mejía, ha manifestado que su hija Carolina Mejía, sería una gran presidenta. Guido Gómez Mazara decidió aceptar un cargo público, pero sigue con su proyecto presidencial,