Pese a diálogo
Panorama incierto
A instancias de la Unión de Naciones del Sur (Unasur), el presidente Nicolás Maduro aceptó reunirse con una delegación de la oposición en procura de una salida a la crisis, matizada por una fuerte ola de violencia, que desde hace dos meses sacude a Venezuela. Pese al diálogo, el panorama es incierto. El secuestro en las últimas horas de una periodista de Globovisión, la cadena de televisión hoy regentada por un empresario afín al Gobierno, y la muerte de dos personas relacionadas con la oposición aumentan la incertidumbre.
La conversación, tan saludable para explorar una salida a la crisis, puede terminar como un diálogo de sordos si las partes no ceden en sus posiciones radicales. Las protestas comenzaron por el desabastecimiento de artículos de primera necesidad, pero por la intervención de líderes opositores, como el encarcelado Leopoldo López, y la diputada despojada de su curul Corina Machado, no tardaron en tomar un matiz político.
El Gobierno no tardó en apelar a la represión para restaurar el orden y garantizar la seguridad ciudadana. La propia delegación de la oposición en el encuentro es una incógnita. Maduro se ha mostrado dispuesto al diálogo, pero su tono, al menos en el pasado, no ha generado confianza.