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Padre Billini
Caso alarma

El caso del hospital Padre Billini, cuyas estructuras colapsaron por vicios de construcción, representa otra dolorosa estocada del régimen de impunidad instalado en el país. Lejos de establecerse responsabilidades sobre las fallas técnicas que se han encontrado, la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe) cargará con el costo de las reparaciones. En 2012, el Gobierno destinó la friolera de 15 millones de dólares, obtenidos a través de un préstamo, para el remozamiento del centro asistencial. Pero apenas seis años después ha habido que desalojarlo por temor a que colapsaran sus estructuras debido a los vicios detectados en el proceso de remodelación a que había sido sometido. Según el director de la Oisoe, Francisco Pagán, en una primera etapa se invertirán 70 millones de pesos para corregir las fallas y poner el centro en condiciones de operar sin ningún riesgo. Un estudio encontró que la estabilidad del hospital fue afectada por cambios de humedad y la acumulación de agua soterrada. De no intervenirse el problema podría hundir el suelo en varias áreas, incluida la capilla de la Iglesia del Carmen, que colinda con el hospital. Con plena satisfacción el director de la Oisoe anunció que tras el proceso de remodelación el Padre Billini se convertirá en un hospital moderno y seguro. Pero nada dijo de establecer responsabilidades, ni siquiera para guardar las apariencias, sobre los vicios detectados en la remodelación a que fue sometido en 2012. Se trata, en definitiva, de otro premio a la impunidad.

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