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Realidad de la Cuba actual

Realidad de la Cuba actual

Plaza en La Habana donde se venden algunas mercancías. Ciudadanos la usan para conversar y descansar.

El hombre se hizo siempre/ De todo material/ De vías señoriales/ O barrio marginal… Mortales ingredientes/ Armaron al mayor/ Luz de terratenientes/ Y de revolución…” Con estos versos de la canción “El mayor” de Silvio Rodríguez que está en videoclip, sacado de la película “El mayor” de 2020 de Rigoberto López; iniciamos nuestra valoración de la Cuba hoy, a propósito que fuimos el pasado agosto a la tierra de Martí, Camilo, Agramonte y Fidel.

Silvio relata las circunstancias en que escribió esta canción para el centenario de la muerte en combate del mayor general Ignacio Agramonte Loynaz: “Fue algo insólito que en un acto donde hablara Fidel se cantara. En 1973 eso no era común.

Mucho más insólito que el que lo hiciera fuera un trovador políticamente no muy bien visto, como lo era yo…”
En mi decimosexta visita a la también patria de Haydee y Abel Santamaría para entregar unas copas que ofrecí a fines de enero de 2020, poco antes del pánico mundial por la pandemia del covid-19; también acudí a constatar como andaba una nación que siento mía como lo fue para mí el compatriota Máximo Gómez.

Acudí por primera vez en 1991 a la también patria de Ernesto Che Guevara, Noel Nicola, Pablo Milanés, Carlos Varela, Vicente Feliú y Silvio Rodríguez, y en 1994 y 2003 subí, invitado por la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), el pico “El Turquino” y pasé por el campamento de la guerrilla que terminó derrotando la tiranía de Batista y el establecimiento de uno de los proyectos de gobierno y de vida más hermosos que ha conocido la humanidad, iniciado el 26 de julio de 1953 con el asalto al cuartel “Moncada”.

Me decían amigos, pero sobre todo la propaganda en las redes, que las cosas no andaban bien allí, que se había caído el sistema de salud, que las precariedades económicas eran serias en la población hasta para comer.

Anduve en carros públicos, me monte dos veces en guagua donde apenas pude entrar, caminé por parques y barrios, me recorte en una barbería popular donde los tres peluqueros estaban contra las actuaciones del gobierno y lo expresaron abiertamente, almorcé y cené en tres restaurantes privados y uno público.

La noche en que me despedía invité a cenar a mis amigos y estos para halagarme me llevaron a tres restaurantes destacados de La Habana, incluido uno en El Morro, pero estos están en manos de las FAR, y no pudieron atendernos por infantiles excusas.

No hay CUC, solo circula el peso cubano, estaba al 135 por dólar, pero en los restaurantes te aceptan el euro y el dólar norteamericano y canadiense. En el aeropuerto no me aceptaron dólares ni tarjetas de crédito que fueran estadounidenses, igual sucede en las tiendas grandes que se ha establecido. Hay mercados populares de alimentos y vi vendiendo pan, frutas, aguacate y frio-frio en las calles.

No es cierto que los cubanos se estén cayendo a pedazos, pero la situación es una de las más críticas que he apreciado en los ya 30 años que tengo yendo. No puede escudarse el gobierno de Miguel Díaz Canel y la dirección del Partido Comunista Cubano en el bloqueo. Pienso que les falta autoridad y sobre todo credibilidad y confianza.

Ya no está Fidel, y con él se fue el ejemplo de humildad y que los cubanos comunes, de a pie, lo viesen como igual. Les falta gerencia para garantizar que las inversiones extranjeras se establezcan allí sin destruir la esencia de la Revolución y así resolverle problemas esenciales a la población de alimentos, transporte, vestidos, recreación, medicamentos y permitirles expectativas personales de crecimiento. Tienen que ponerse las pilas, dar ellos mismos ejemplos de sacrificio, y no le debe ser difícil apoyarse en su bella historia de lucha como la del Mayor y mirar hacia China para copiar algo o recuperar el legado del propio Fidel.
El autor es médico.