Las múltiples señales para arreglarle su mundo al transportista Blas Peralta, acusado de la muerte del exrector de la UASD, Mateo Aquino Febrillet, tornan altamente inquietante los sucesivos reenvíos del juicio preliminar.
No parece casual que desde marzo de 2016 cuando Aquino Febrillet cayó mortalmente herido a la fecha, el proceso contra Peralta haya sido reenviado en 11 ocasiones. Tal parece que la demora es para ganar tiempo con algún propósito.
Más si se toma en cuenta que a Peralta se le quiso beneficiar con un cuestionado traslado desde la cárcel de La Romana al centro de reclusión de Haras Nacionales bajo el pretexto de que presentaba problemas de salud.
Después, dos de los querellantes retiraron la acusación. Ahora el caso ha sido aplazado porque uno de los imputados recusó al juez Rigoberto Sena, del Sexto Juzgado de la Instrucción. Con todos esos elementos es lógico que los reenvíos disparen la alarma sobre algún plan para beneficiar al transportista.