POR JAVIER NOGUERA
Hace mucho tiempo que el concepto de enverdecimiento se concebía como un conjunto de acciones sobre todo en técnicas aplicadas y destinadas a controlar los impactos ambientales del funcionamiento de la administración de las actividades humanas.
Hoy en día el principio de responsabilidad ecológica se apunta dentro de un enfoque que toma en cuenta más globalmente los retos del desarrollo sostenible.
De esta manera las administraciones deben asumir diversas responsabilidades: responsabilidad medioambiental, social y económica.
Y es que no basta con sólo preservar el medio ambiente, ya que es importante contribuir a mejorar las condiciones de trabajo así como a realizar economías presupuestarias a la comunidad en general.
Se trata de convencer al gobierno y a la sociedad entonos sus estamentos de la necesidad de adoptar otros comportamientos cotidianos y adoptar mejores practicas diarias en su que hacer diario.
En ocasiones se pierde en el proceso de evolución a quien le pertenece la responsabilidad ecológica y todos los dedos apuntan al gobierno como tal, entendiendo que debe atender los daños causados por la sociedad de manera conciente e inconsciente, pero no debe ser así, porque el o los gobiernos de diversos países no cuentan con los recursos económicos necesarios para poder cubrir todos los casos.
De allí parte justamente la participación de la sociedad en cada uno de los casos que se presentan, como por ejemplo podemos citarla contaminación de una cañada, un río, o un campo por parte de la comunidad al arrojar basura en esta áreas.
No es culpa del gobierno que esa comunidad arroje desperdicios y se afecte el ecosistema atacado por estas practicas que ya son normales.
Pero cabe aun preguntar, ¿A quien le corresponde la responsabilidad? Y ¿En que etapa debe ser aplicada?
En referencia a la última pregunta siempre se ha dicho que es mejor prevenir que lamentar y por eso es preferible que sea en una etapa en la que no se tenga que aplicar un inversión de dinero y tiempo, amen de los recursos humanos que deben destinarse para ejecutar un programa de rescate o solución por consecuencias negativas de las acciones de algunos integrantes de la sociedad.
Desde hace décadas se ve la integración de grandes compañías en procura de aplicar lo que se conoce con el nombre de responsabilidad empresarial, en sus distintas vertientes, aparte de la ecológica, también se puede nombrar alas áreas de salud, educación y deportes entre otras.
Pero quizás la menos conocida e incluso aplicada sea la que tenga que ver con el ara de la preservación de los recursos naturales o campañas de educación empresarial y no solo al personal que labora en ellas, sino que se pueda compartir con las personas que habitan y comparten el área geográfica en la que se encuentran en la ciudad o campo.
Sin embargo esta práctica le quita, si se quiere, un grado de responsabilidad al gobierno y esto puede resultar en conflictos de intereses a la hora de la presentación de informes o la recepción de donativos para campañas de carácter masivo y publico.
Allí entra el factor ético en acción, y es que ¿con que derecho puede un sector de la misma sociedad reclamar un rol protagónico si no ha participado en ninguna actividad?
Podemos citar una parte del primer principio de la ética ambiental que se caracteriza por la reciprocidad o mutua obligación por la interdependencia de los seres vivientes.
A continuación unas estrofas que describen de una manera excelente lo que debemos practicar:
Nos preguntamos, ¿Cómo podemos pedir una responsabilidad colectiva si no existe una responsabilidad individual?
Creemos que responsabilizar a la empresa o a el estado es la manera que tenemos los ciudadanos de lavarnos las manos ante el problema ambiental. En nuestras manos está realizar un consumo ético que obligue a las empresas a tomar posturas ambientalmente éticas y nuestro deber es exigir a nuestros representantes políticos una manera de gobernar ambientalmente responsable.
No podemos esperar de una junta de accionistas o de un gabinete político más fuerza transformadora que la acción individual de millones de ciudadanos actuando responsablemente en cada compra o en cada voto.
Creemos que la responsabilidad social de las empresas es la respuesta a las sanciones administrativas y estas son simplemente la solución fácil que hemos encontrado los ciudadanos para limpiar nuestras conciencias. La solución real es la interiorización por parte de cada individuo de una nueva ética, la ética de vivir sosteniblemente.
(asieselambiente@hotmail.com)