No tan estruendoso como en otros procesos, tampoco imperceptible el ruido provocado por las diferencias entre el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Marcos Antonio Cruz García, quien busca repetir en el órgano, y la procuradora general de la República, Miriam Germán Brito, en la penúltima sesión del Consejo Nacional de la Magistratura.
Bajo la gestión de Cruz García, quien asumió la presidencia del TSE cuando su entonces titular Román Jáquez fue designado en la Junta Central Electoral (JCE) se han denunciado confrontaciones entre los jueces e irregularidades administrativas.
Pero en la evaluación por el Consejo de la Magistratura, Cruz García minimizó los conflictos, negando que las diferencias que han surgido entre los jueces afecten las actividades del TSE.
Y agregó que los problemas son mediáticos. Germán Brito le preguntó entonces por qué no hizo las aclaraciones de lugar en su momento para despejar la atmósfera de tensión en el TSE que se ventilaba en los medios. Al insistir en su defensa e incluso entrar en contradicciones, la procuradora Germán Brito señaló que se sentía “como si estuviera en un ambiente surrealista”.
Las señales parecen indicar que el presidente del TSE no las tiene todas consigo para repetir en un cargo al que había llegado como suplente. Los problemas con los otros jueces que se crearon bajo su gestión parece que le pasarán factura, aunque Cruz García los haya minimizado. Si las perspectivas se transforman ya sería otra cosa.
