Editorial

Sabor amargo

Sabor amargo

Con el aparente consentimiento del Gobierno dominicano, Haití continúa la construcción de un canal derivador de aguas del río Masacre, a pesar de que el presidente Luis Abinader aclaró que lo único que se ha aprobado fue la creación de una mesa técnica.

El presidente Jovenel Moïse ordenó la construcción de esa obra sin previamente comunicarlo a la parte dominicana, clara violación al artículo 10 del Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje, firmado el 20 de febrero de 1929 entre las dos naciones.

Ese artículo compromete a ambos gobiernos a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de un río limítrofe o de alterar el curso de la fuente, al tiempo que dispone que el aprovechamiento de las aguas se realizaría con el conocimiento y concurso mutuo.

El conflicto creado por la construcción inconsulta de esa obra sería ahora materia de una mesa técnica en la que las partes procurarían “mejor entendimiento de los trabajos realizados en la zona fronteriza”, lo que parece más complicado porque esas discusiones serían en el marco de una “Mesa Hídrica Nacional”.

El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) otorgó razón a Haití en un informe en el que certifica que la extensión del terreno que irrigaría el canal haitiano (tres mil hectáreas), demandaría un caudal de 1.5 metros cúbicos por segundo, que podría subir a 3.00 m3s, equivalente a un 40.65% del caudal medio del río Masacre, “todavía por debajo de las extracciones que se hacen del lado dominicano”.

Aunque el presidente Luis Abinader afirma que no se ha producido acuerdo con respecto a esa obra inconsulta en el río Masacre, lo cierto es que por negligencia, acción u omisión, las autoridades dominicanas han otorgado aquiescencia, aunque procuren mecanismos que eviten la repetición de ese despropósito.

El mandatario dominicano informó que propondrá la construcción de la presa sobre el fronterizo río Artibonito, sobre la cual ya se elaboran los diseños y su edificación se iniciaría el próximo año, con la promesa de que el Gobierno hará “todo lo que se necesite en términos de recursos hídricos para que no haya conflictos hoy, mañana ni después”.

La historia sobre la inconsulta construcción por Haití de ese canal ha dejado un sabor amargo en una sociedad que desconoce si al vecino alguna vez se le advirtió que no puede hacer lo que le venga en ganas cuando se trata de comprometer intereses de República Dominicana o creer que siempre puede salirse con las suyas.

El Nacional

La Voz de Todos