Por Ernesto Guerrero
guerrerocamiloe@gmail.com.-

La covid llegó para quedarse y la vida nunca será como era antes. Hoteles, bares y restaurantes reabren sus puertas, vigorizando la economía y sosegando el sentimiento de derrota e incertidumbre al que estuvimos sometidos. Con la apertura, es de esperar que aumenten los contagios, sin embargo, podemos disfrutar sanamente de estas actividades, cumpliendo las normas de protección ampliamente recomendadas.

El video de una muchedumbre en la piscina de un hotel, es ejemplo de mala práctica. No obstante, en su beneficio cuenta: era un espacio abierto; no hay evidencia de que el covid se transmita a través del agua; se comparten pocos utensilios; y aparentemente ahora hay menos circulación del virus en el país. Pero la presencia de un solo supertransmisor lo cambia todo.

Son loables los esfuerzos de las autoridades para restablecer el turismo como pedestal de nuestra economía. Pero, se necesita que los propietarios de estos establecimientos garanticen sus servicios dentro de un entorno seguro y saludable. La aparición de un brote y/o una nueva oleada de infección (tal como sucede en algunos países europeos), tendrá grave impacto en el sector.

Entre las nuevas normas y reglamentos a difundir y poner en práctica están: Propiciar espacios abiertos, mantener la desinfección de las áreas comunes, disponer de materiales de protección (jabón, mascarillas, toallas de papel), colocar mensajes de prevención, mantener y supervisar el distanciamiento, capacitar y monitorear la salud del personal de servicios, identificar y referir cualquier caso sospechoso.

Antes de tomar una decisión, evaluar el riesgo con la regla de las 3 “D”: Diversidad; Distanciamiento y Duración. ¿Quién o quiénes estarán presentes?, ¿Dónde nos vamos a encontrar? y ¿por cuánto tiempo? Evitar aglomeraciones de gente que no usen mascarillas, en un espacio pequeño o cerrado por un tiempo superior a los 15 minutos.