Ha entrado el año 2011, y el gobierno demuestra su falta de voluntad política al no disponer en el presupuesto las inversiones necesarias para que Santiago pueda desarrollar el conjunto de proyectos pendientes desde hace años, y así comenzar la recuperación de los empleos y la actividad económica en el Cibao.
Hay declaraciones del presidente Leonel Fernández y sus funcionarios, con anuncios de proyectos que se han quedado en el tintero, pues las autoridades no han llevado a la realidad esos pronunciamientos. Los mismos problemas viales, de saneamiento ambiental, carencia de agua, deficientes servicios en los hospitales, falta de empleos en la industria local, decadencia en la producción agrícola, alto costo de la energía, presencia de migración ilegal, delincuencia e inseguridad ciudadana están a la orden del día.
Recuerdo que, al suscribir el Compromiso Santiago 2010, una de las preocupaciones de sus proponentes era la ausencia de un mecanismo de rendición de cuentas sobre las promesas electorales y la ejecución de las mismas. De ahí la importancia y la trascendencia del trabajo que viene haciendo el Plan Estratégico de Santiago, integrado por organizaciones empresariales e industriales y entidades de la sociedad civil, en haber organizado y esquematizado la visión de desarrollo de Santiago para los próximos 10 años.
Si no nos unimos todos, al margen de banderías políticas, para reclamar que el gobierno invierta en Santiago en proporción a lo que Santiago aporta en impuestos, y establecer un mecanismo de rendición de cuentas a las autoridades nacionales, legislativas y municipales sobre el Compromiso Santiago 2010, el cambio se producirá de manera más lenta que lo que la realidad reclama.
Estamos en el mejor momento para aglutinar fuerzas y asegurar que las promesas se conviertan en realidad. En esas tareas estaré trabajando, para darle un sentido diferente a la política, con respeto a los demás.